Es viejo el chiste del engtrenador de un equipo de baloncesto que va metiendo jugadores en la cancha durante un partido a medida que el árbitro pita «¡falta persona!».
-Pero, ¿qué hace?
-Como está diciendo que falta personal, pues yo voy aportando...
A la vista de la espantosa tasa de natalidad de España, la falta de personal ha dejado de ser una broma para pasar a ser un problemón.
Los humoristas son capaces de ver y mostrar las cosas mejor, con más hondura y con humor, un humor que no tiene que ser siempre hilarante, que puede ser «remordiente».