Los “emo” (emocore, de la corriente musical emotional hardcore, una especie de romanticismo gótico), tribu urbana de origen punk, están tristes: en países como Rusia o México se les considera un peligro de salud pública para los jóvenes por su aproximación al suicidio.
Pero resulta que la filosofía emo consiste, al parecer, en desear una vida basada en el sufrimiento, la tristeza y la melancolía. Deberían alegrarse de que no se les comprenda.
Pero claro, si se alegran ya no son emo como deben ser, luego por eso están tristes, porque sufren incomprensión, que es lo que más desean.
Un poco lío sí que es, la verdad. Un lío triste.