El primer ministro chino, Wen Jiabao (un nombre fácil para las chanzas de barra de los bares de toda Andalucía), está dejando claro en Gran Bretaña que ellos son muy suyos, desde hace miles de años, y como comunistas (desde hace menos; pero ya demasiado), aún más.
Por ejemplo, el bueno de Wen ha advertido a sus colegas de Londres de que su país y Reino Unido han de respetarse mutuamente en derechos humanos.
Y yo que pensaba que lo que había que respetar eran los derechos humanos, así, directamente, sin intermediarios.
Me siento engañado como un chino.
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