La corrección política, el eufemismo y la política-ficción están teniendo que recurrir al latín para dotarse de palabras y expresiones que enmascaren la realidad y la hagan más votable. Por ejemplo, el Gobierno de mi atribulado país lleva años huyendo de la palabra "guerra" al hablar de Afganistán. Es lógico, después de que el "¡no a la guerra!" les aupara al poder, hablando de Irak. Pero como eso de convertir la guerra en "misiones de paz" e ir en plan ONG acaba por volverse contra uno, porque los muertos, muertos son, pues hay que cambiar la percepción de la opinión pública; pero sin mentar la bicha.
Aquí es donde entra el latín. El Presidente del Gobierno, al fin, ha reconocido que nuestras tropas trabajan en un "escenario bélico", es decir, la suma de scenarium y bellicum; nada de mencionar la palabra "guerra", que viene del germánico werra, que suena nazi.
Bueno, aún no hemos tocado fondo, queda en la recámara acudir al griego.
Sí, a la polémica.
ResponderEliminarExacto.
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