Perplejidad, del latín perplexistas,-atis, irresolución, confusión, duda de lo que se debe hacer en una cosa
martes, 16 de agosto de 2005
El drama del divorcio
Cuenta Pablo Echart (a quien no tengo el gusto de conocer) en la revista Nuestro Tiempo, junio de 2005, que Dustin Hoffman cuenta, a su vez, que cuando rodaron la secuencia del tribunal de Kramer contra Kramer, en un descanso se puso a hablar con la taquígrafa, que no era una actriz sino una empleada del juzgado. Hoffman le preguntó "si hacía divorcios", a lo que ella respondió: "Solía hacerlo hace unos años, pero me quemé; no podría aguantarlo más. Me encanta lo que hago ahora". "¿Qué hace?". "Homicidios. No hay comparación. Da igual lo duro que sea un homicidio. No puede compararse al dolor y a la tensión en la sala de un divorcio. Prefiero los homicidios".
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Sí, a mí también me impactó. Hay un silencio espeso sobre el drama del divorcio, y una máscara de colorines, cuando se trata del colapso de los cimientos de nuestra civilización, del fracaso de tantas vidas, del origen de tantas otras catástrofes. Convendría repensar el divorcio.
ResponderEliminarOí hace poco a un Filósofo hablar de los modelos; esta gente tiene un modelo en la cabeza y quieren aplicarlo como sea, y si la realidad se resiste y el modelo hace aguas, pues parchea. Es como navegar en un submarino ruso: un parche por aquí, otro por allá y ¡ála! a sumergirse con el orgullo de la antigua flota soviética.
ResponderEliminar¿Quien nos sacará del fondo si nos hundimos?
diario... me gustó mucho la comparación del submarino ruso!!!! Y qué poca atención se presta a los que nos cuentan cómo se sufre esta realidad... qué sordera voluntaria frente a los que hablan por experiencia propia...
ResponderEliminarNada, que se creen que esto es como las películas, muy bonito todo, todos tan amigos, que somos personas adultas, civilizadas y comprensivas; y los hijos (si hay), pues que tienen su vida, oyes; y bla, bla, bla...
ResponderEliminar¿Estaremos cayendo en el lenguaje pc? A eso del neutralismo yo lo llamaría cobardía, la cobardía de no querer pasar un mal rato, y así nos va, que por no abordar un asunto al principio acabamos comulgando con ruedas de molino. Y si nadie enarbola la bandera de la Verdad, ¿a dónde acudiremos cuando llegue la hora del desengaño?
ResponderEliminarP.S.: Bueno, siempre estará tu blog...
Sí, claro; pero unos más que otros...
ResponderEliminarSi quieres -y también tus lectores- pueden darse una vuelta por mi blog, publiqué un artículo -recensión- titulada:
ResponderEliminarRevisar el divorcio de Joan Carreras
el permalink es:
http://alemaniaeconomiasociedadyderecho.blogspirit.com/archive/2005/09/04/revisar-el-divorcio-joan-carreras.html
Siempre es grato encontrarse con viejos conocidos en estos ciberespacios, pues yo también he tenido la oportunidad de conocer a Joan Carreras, hace bastantes años, y su rigor jurídico está fuera de tda duda. El artículo es clarísimo y muy oportuno; pero con esto pasa como con todo, que no hay peor sordo que el que no quiere oir: si vale forzar la naturaleza de las cosas, vale todo; los sofistas se han echo con el poder, ¡hay que desenmascararlos!
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