En mi modesta opinión, es una muestra del fracaso de nuestra sociedad para resolver problemas: la proliferación de videocámaras de vigilancia. En mi ciudad de acogida, además de las muchas que ya existen, están debatiendo instalarlas en las calles más comerciales y en los autobuses que cubren una línea un tanto conflictiva de la ciudad.
En castellano se dice muerto el perro se acabó la rabia, y es peor el remedio que la enfermedad para indicar un modo de no resolver un problema por la vía de eleminar al que lo padece, o por la de aplicar un parche que tapa la herida a base de agravarla.
Porque a todas estas, resulta que la violencia no se ataja y, a cambio, todos los buenos ciudadanos de pro nos convertimos en presuntos delincuentes sometidos a la vigilancia de un creciente Gran Hermano de ojos multifacéticos como el de las moscas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario