Andan las musas sueltas por el Congreso de los diputados de mi atribulado país. Con todos los respetos hacia la Bella Arte del Teatro y sus gentes, deberían denunciar a los políticos por intrusismo.
A ver: la oposición pide en el Congreso la dimisión del Ministro de Justicia por un cúmulo de despropósitos, graves unos, chuscos otros, que se han producido últimamente.
Acto 1º: El Ministro afirma que no dimite “porque tengo que trabajar por este país”.
Acto 2º: El Ministro sale del Congreso entre vítores de los suyos, que corean “¡torero, torero!”.
Acto 3º (cuatro días después): El Ministro dimite y el Gobierno nombra a su sucesor.
Desenlace: Se descubre que el Ministro quería dimitir ANTES de las escenas del Congreso.
Teatro, puro teatro, o comedia costumbrista.
O mentira.
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