Así titula una columnista del diario de más tirada (¿o ya no?) de mi atribulado país, su artículo sobre la tragedia de Haití. No la conozco, no sé de ella nada; pero parece no saber demasiada Teología, la verdad. Primero porque los terremotos no dependen de Dios; Dios creó un mundo sin terremotos; pero el hombre decidió hacer un mundo a su gusto, y ahí están la miseria y las desgracias de Haití…, y los terremotos.
A la vista de la actitud del hombre de ir a su aire, Dios decidió quedarse con los que ayudan, antes y después del terremoto, a hacer de ese país un lugar mejor. Pero, sobre todo, decidió quedarse con los que sufren y mueren de todos los tiempos y lugares, con los que sufren y mueren hoy en Haití.
En la medida en que los haitianos que viven fuera no tienen noticias de sus familias en Haití, sí se puede titular como hace esta periodista; pero sólo en esta medida.
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