Parece ser que cierto actor muy conocido, propietario de un club deportivo de solera, ha decidido sustituir a las animadoras por una banda de música.
Por lo visto, las pizpiretas muchachas iban ataviadas de forma que acababa resultando molesta para los espectadores, especialmente para los varones acompañados de sus respectivas parejas y/o de sus hijos, y es de suponer que también para aquellos espectadores dotados de cierta sensibilidad y a las espectadoras feministas (digo yo).
El asunto no lo ha encajado bien la jefecilla del grupo animador; aduce que son muy simpáticas, como demuestra que los niños se acercan a ellas para pedirles fotos y autógrafos, y que las niñas les preguntan si tienen edad para incorporarse a la pandilla.
Pues peor me lo pones, nena.
¿Estará el péndulo empezando a cambiar de dirección?
¡Más bandas de música!
Eso, que las fanfarrias (a pesar del nombre), no hieren la sensibilidad de nadie. Lo que nos faltaba, después de Halloween, las animadoras, para mí la institución más hortera del mundo.
ResponderEliminarjajajajaja
ResponderEliminarPues fijaos que si llega a ser en España, lo que estaría prohibido es el ruído de la fanfarria y no las desvergënza de las majoretes esas; en Tenerife casi paralizan el carnaval por el jaleo que arman en la calle, pero nadie se atrevería a ponerlo en solfa por el espectá-culo que dan.
ResponderEliminarOh tempora, oh mores!