[1] Amad la justicia, los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadle.
[2] Porque se deja hallar de los que no le tientan, se manifiesta a los que no desconfían de él.
[3] Pues los pensamientos tortuosos apartan de Dios y el Poder, puesto a prueba, rechaza a los insensatos.
[4] En efecto, en alma fraudulenta no entra la Sabiduría, no habita en cuerpo sometido al pecado;
[5] pues el espíritu santo que nos educa huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad.
[6] La Sabiduría es un espíritu que ama al hombre, pero no deja sin castigo los labios del blasfemo; que Dios es testigo de sus riñones, observador veraz de su corazón y oye cuanto dice su lengua.
[7] Porque el espíritu del Señor llena la tierra y él, que todo lo mantiene unido, tiene conocimiento de toda palabra.
Perplejidad, del latín perplexistas,-atis, irresolución, confusión, duda de lo que se debe hacer en una cosa
viernes, 16 de noviembre de 2007
Aviso para gobernantes
Comienzo del Libro de la Sabiduría
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buenos, éste y el anterior! gracias!
ResponderEliminarQuerido amigo: crei que con la noticia del número de divorcios express de España ibas a redactar un post...
ResponderEliminarDe nada, Marta.
ResponderEliminarBarbara, recojo el guante y escribo sobre el devorcio; ya me dirás qué te parece.