martes, 27 de noviembre de 2007

Ya no tengo nada que demostrar

Eso dicen muchas y nuchos, sobre todo actores y actrices, sobre todo actrices: ya no tengo nada que demostrar.

¿Qué significa? ¿Han pasado la vida teniendo que demostrar que valen? Cuando dicen esto suele ser porque ya están acabando sus carreras profesionales: ¿no será que ya no tienen nada que ofrecer?

¿O se trata de una manera de autopremiarse?: queda decretado por mí que soy un gran profesional, sin posible discusión. Amén.

Aunque también cabe pensar que muchos, sobre todo muchas, han tenido que enfrentarse continuamente con el examen ajeno, y eso debe ser duro, particularmente cuando esa fiscalización se deba a que se es mujer en un mundo en el que los hombres tienen la sartén por el mango.

¿Qué querrán decir?

2 comentarios:

  1. Me gusta esta entrada porque da pie a muchas cuestiones...
    Supongo que te habr�s dado cuenta que la palabra "abnegaci�n" se oye poco en nuestra sociedad y me atrevo a definirla como: preferir el brillo de los dem�s al propio.
    Esto tendr�an que aplic�rselo muchas mujeres y sobretodo las feministas radicales de nuestro pa�s. La �nica diferencia que existe con siglos pasados es que la mujer actualmente no sabe ni quiere estar en su sitio o incluso no la dejan.
    Con respecto al tema de la "sart�n", pienso y soy mujer que no hace falta estar obsesionada con demostrar, aparentar o pretender equiparar g�neros distintos como son el masculino y el femenino.
    !cada uno tiene que ser lo que "es" y con mucho orgullo!
    primero hay que aprender a comportarse conforme a la condici�n que una tiene y querer con responsabilidad la funci�n principal que la mujer tiene que es; ser madre. perdona por el rollo, este tema me encanta...
    un saludo.

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  2. Se nota, se nota; y no es ningún rollo; supongo que ya lo sabes; pero has expuesto el programa para la más grande revolución, una revolución que se inició hace 2007 años en Palestina, que ha sufrido una contrarrevolución el siglo pasado, y que hay que volver a hacer este siglo.
    En esto, como dices, hemos de estar las mujeres, para que quieran, y los hombres, para que os dejemos.
    ¡Por ello!

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