Me ha dado por pensar -debe ser la edad- que los hombres -las mujeres creo que también; pero no estoy seguro-, cuando somos adolescentes, andamos inquietos deseando ser y tener lo que aún no somos y tenemos; y que cuando llegamos a dultos nos pasamos el día fabulando con disfrutar de la vida como adolescentes.
No recuerdo quien dijo que la elegancia consiste en vestir de acuerdo con la edad. O sea, que mejor nos iría -mucho mejor- si cada uno asumiera un poco mejor lo que es.
Siempre nos ha parecido más verde el jardín del vecino (aunque no lo admitamos...).
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