viernes, 16 de diciembre de 2005

Hace falta ser desgraciado

Un escritor y columnista cuyo nombre no me da la gana escribir, publica en un diario cuyo nombre tampoco me da la gana escribir que una niña ha escrito un libro-guía para sobrevivir al divorcio de los padres.

El escritor-columnista innombrado dice que aguarda ansioso un manual de autoayuda para hijos de familias estables, y apoya su oportunidad en el prejuicio de que en fechas navideñas las familias que se quieren -homologadas, las llama- llegan a las manos por menos de nada.

Hace falta ser desgraciado, o estúpido. O las dos cosas.

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