“La crisis fundamental es la del principio de no contradicción”, me ilustraba hace unos días un buen amigo. Y va a tener razón.
La Consejería de Salud de mi región de acogida ha aprobado un decreto que, entre otras cosas, exige la autorización de los padres y obliga a los y las menores a pasar un test psicológico previo a cualquier cirugía estética.
Son los mismos que quieren que esas mismas menores puedan abortar desde los 16 años y tomar la píldora postcoital a cualquier edad sin permiso de sus padres y sin prescripción médica.
Abundando en la cosa, a los 16 una chica puede conseguir sin receta la píldora de marras y –próximamente-, abortar sin permiso paterno, como queda dicho, dejar los estudios, tener relaciones sexuales con adultos, conducir según qué vehículos, consentir cualquier operación quirúrgica, ir a la cárcel y torear. NO PUEDE conducir un turismo, votar y ser votado, abrir comercios, beber ni comprar alcohol, acceder a salas de juego ni adoptar un niño.
Pero más curioso es que necesita permiso paterno pata tener tarjeta de débito y cuenta bancaria, tatuarse y clavarse metal, viajar y participar en un programa televisivo.
Como dice un famoso juez de menores, el Derecho pasa de la sobreprotección al descuido: hace falta una revisión.
Una revisión que no maltrate el principio de no contradicción. Por favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario