Cuando era un chaval y aliviaba en las umbrosas bodegas de Fonz el tórrido y polvoriento sol de verano de Aragón, José Antonio Labordeta causaba furor reivindicativo entre los amigos con los que compartíamos chamizo y tinto. Cantaba entonces:
Somos/igual que nuestra tierra/suaves como la arcilla/duros del roquedal.
Hemos/atravesado el tiempo/dejando en los secanos/nuestra lucha total.
Vamos/a hacer con el futuro/un canto a la esperanza/y poder encontrar
tiempos/cubiertos con las manos/los rostros y los labios/que sueñan libertad.
Somos/como esos viejos árboles.
Ahora el cantautor exige que se tipifique "en el plazo más breve posible" como delito el acogimiento a la objeción de conciencia por parte de la autoridad o funcionario competente para casar a dos personas del mismo sexo.
Unos amenazan con abrir expediente, Labordeta con la cárcel.
A Labordeta se le ha caído la careta.
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