Al principio de los tiempos, Dios creó al hombre, le puso por nombre Adán y lo instaló en el Paraíso. Luego pensó Dios: "No es bueno que el hombre esté solo", y de la costilla de Adán creó a Evo.
Adán y Evo vivieron felices hasta que la serpiente les tentó y tomaron del fruto del árbol prohibido.
Al cabo de muchos años, Adán y Evo murieron; pero esta historia es absolutamente desconocida, porque nadie quedó sobre la tierra para recordarla.
Ja ja, muy buena la historia! Te ves -hoy- realmente así como en la foto que aparece en tu blog?
ResponderEliminarGracias, no sabes como anima tu comentario; ya no sabe uno como hacer ver lo evidente.
ResponderEliminarLa foto..., pues la verdad..., el tiempo va pasando..., ya sabes..., es la vida.
Lógico, la gente normal estamos aún prisioneros de lo normal, no hemos aprendido a deconstruir...
ResponderEliminarPretende ser un cumplido, por supuesto.
ResponderEliminarDamagógico!!! Basta de homofobia!!!
ResponderEliminar¿Homofobia? ¿Qué homofobia? Se trata tan sólo (o quizá nada menos)de tocar con los pies en el suelo. La naturaleza de las cosas es la que es, y los voluntarismos utopicistas han ocasionado siempre ríos de desgracia y muerte.
ResponderEliminarNo aprendemos...