Resulta que participó muchísima gente, y no sé si por esto o por el mensaje -o por la dos cosas-, el gobierno y el partido que lo sustenta (socialista) ha reaccionado con ira iracunda y furibunda.
La réplica que más me ha llamado la atención es esa de acusar a los Obispos de "ignorar los pilares de la democracia".
Y yo que pensaba que proponer y respaldar pública y pacíficamente una determinada visión de la familia y de las políticas que más la benifician, como cualquiera otras perspectivas y políticas correspondientes, era la esencia de la democracia...
Los hay que justifican la repulsa de los pronunciamientos de los Obispos en que estamos en una partitocracia, y que fuera de los partidos políticos -y no todos-, nulla salus.
Pero ni siquiera eso, porque si la concentración hubiera sido convocada por un colectivo de actores, pongamos por caso, para aplaudir las políticas del gobierno, a éste no se le hubiera ocurrido salir con eso de que no se metan en política.
Así que concluyo con que los pilares que se tambalearon el pasado domingo no fueron los de la democracia, sino los de la partitocracia progresista, quien sabe si por cuestiones ideológicas o por la proximidad de las elecciones generales, o por las dos cosas.
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