Ya comenté en su momento la genial idea (o parche del modelo) de una delegada de Educación de la Junta de Andalucía –andeandará ahora- de establecer “vigilantes de patio” para el reparto equitativo de los espacios recreativos de los centros escolares entre niños y niñas.
Hace dos días –o tres-, otro político de la misma cuerda izquierda ha surgido del anonimato para proponer, con toda seriedad, que se obligue a las niñas a jugar al fútbol y a los niños a saltar a la comba.
Nada puede entorpecer la aplicación del modelo, ni siquiera la mismísima naturaleza, o la libertad, y si hace falta, se obliga a las cosas y a las personas a ser lo que no son y a actuar como no les corresponde; aunque no quieran. Por el dogma de la Igualdad hacia un mundo feliz.
Aunque sea contra natura; aunque sea a la fuerza.
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