En Bélgica, se debate un proyecto de ley que contempla penas de hasta dos años de cárcel para quienes proclamen la existencia de "un poder imaginario o acontecimientos inexistentes".
En España, El Patronato del Real Alcázar acaba de publicar "La Masonería y su persecución en España", un libro que recoge las conferencias dedicadas a la Masonería dentro de la IV edición del Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Uno podría pensar que en Bélgica -que van por delante en todo, generalmente para mal- pretenden poner freno a las patrañas de la masonería, auténtico inventor de poderes imaginarios y acontecimientos inexistentes, mientras en España estamos aún en el siglo XIX.
Pero uno puede ser ingenuo y estar sumido en la perplejidad; pero no es tonto, y sabe que en Bélgica la masonería es un poder real e influyente, y que en España la "recuperación de la memoria histórica" significa la "revancha de la derrota histórica".
Así pues, ¿en quién están pensando los legisladores belgas y los recuperadores españoles?
Que no, hombre, que no; que no es en la Iglesia Católica, qué pedal, ¿no ha oído a los dignísimos y equilibradísimos componentes de la asociación de teólogos Juan XXIII, o qué?
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