lunes, 30 de abril de 2007

El poder y la ley

Leer es subversivo, por eso los gobernantes no quieren que leamos -aunque afirmen otra cosa-, sólo que nos distraigamos. Porque uno va, lee, y lee cosas como esta:

El poder y la ley no son sinónimos. La verdad es que con frecuencia se encuentran en irreductible oposición. Existe la Ley de Dios, de la cual proceden todas las leyes equitativas de los hombres y a la cual deben éstos ajustarse si no quieren morir en la opresión, el caos y la desesperación. Divorciado de la Ley eterna e inmutable de Dios, establecida mucho antes de la fundición de los soles, el poder del hombre es perverso, no importa con qué nobles palabras sea empleado o los motivos aducidos cuando se imponga.

Los hombres de buena voluntad, atentos por tanto a la Ley dictada por Dios, se opondrán a los gobiernos regidos por los hombres y si desean sobrevivir como nación, destruirán al gobierno que intente administrar justicia según el capricho o el poder de jueces venales.


Marco Tulio Cicerón

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