sábado, 18 de febrero de 2006

Manipulación de la Memoria

Dedico a los partidarios de la Recuperación de la Memoria Histórica esta perla del historiador Fernando García de Cortázar:

La derrota hace limpias causas que no lo fueron.

6 comentarios:

  1. ¿Qué va a decir alguien que debe su carrera a que su padre era uno de los historiadores oficiales del franquismo? Como Almagro Gorbea, como Storch de Grcia y como tantos otros. Sus padres les robaron la cátedra a gentes de izquierdas que tuvieron que huir o fueron asesinados (como a Bosch Gimpera, Sánchez Albornoz, etc.) y después se la otorgaron a sus hijos como si fuese un título nobiliario.

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  2. Argumentos ad hominem, simplificación manipuladora de la historia y secilla y llana difamación, es lo que veo, sin ser exhaustivo, en tu comentario.
    Qué tal si debatimos las ideas, los argumenos?

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  3. ¿Difamación?
    Almagro Gorbea Basch, arqueólogo de poca monta, falangista, tras terminar la guerra se quedó con la plaza de catedrático de Pere Bosch Gimpera, exiliado a México. Utilizó mano de obra esclava (prisioneros de guerra) en sus excavaciones en Ampurias. Al morir el dictador, por arte de magia, se convirtió en un demócrata-de-toda-la-vida (de qué me suena esto) Su hijo recibió su plaza de profesor en la universidad Complutense a dedo. Almagro Basch y otro profesor cuyo nombre desconozco pactaron: mi plaza para tu hijo y la tuya para el mío... y todos tan contentos.
    Y esto es tan cierto, que cualquier estudiante de historia de la universidad complutense lo sabe.
    Hay además abundante bibliografía. Por ejemplo, el libro Antigüedad y franquismo le dedica varios artículos a don Martín Almagro Basch.
    ¿Qué argumentos das tú? Si te has limitado a poner una cita.

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  4. Almagro Gorbea es el hijo y Almagro Basch el padre, que me lío con los apellidos...

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  5. "¿Qué tal si debatimos las ideas, los argumenos?"
    ...

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  6. Bien, veamos, sucintamente, porque no tengo tiempo para foros.
    Si unas cátedras, como cualquier otro puesto de trabajo, quedan vacías por derrota, muerte o huída de los perdedores de una guerra, lo lógico es que las ocupen otros, y lo normal es que sean los vencedores. ¿O es que habría que dejarlas vacantes o dárselas a los exiliados?
    Las cátedras de universidad están sujetas desde siempre a guerras innobles ideológicas, de influencias, de grupos, de favores, de endogamia de cada Universidad..., y a la vez, a odios, rencillas, maledicencias, de los que las perdieron hacia los que las ganaron. Ese es un terreno espinosísimo en el que se pueden encontrar ejemplos para todos los gustos, ciertos o fantasiosos. Lo que sí he podido comprobar es que a finales del franquismo y hasta ahora, las cátedras, especialmente en letras, están en manos de izquierdistas -por llamarlos de alguna manera-, de manera casi monopolista: ¡qué curioso!
    No voy a defender a ningún converso a demócrata-de-toda-la-vida.
    Que una persona sea lo que sea -o su padre-, no invalida necesariamente lo que diga. A eso me refería con debatir ideas, argumentos: ¿Hacen o no las derrotas limpias causas que no lo fueron?
    Ya que estamos, pienso que está claro que es fácil rodear una causa derrotada de un halo de romanticismo, que dora la píldora de sus iniquidades; si a eso le añadimos la eficaz propaganda de una ideología que se ha quedado sin causas y detenta ahora el poder, entendemos el afán revisionista, revanchista y de idealización del pasado que se está produciendo, por ejemplo, con la II República española y uno de los bandos de nuestra desgraciada Guerra Civil, apoyada en esa aura dormidera de la derrota.

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