Otra cosa que no soporto es el empleo partidista de las instituciones gubernamentales. Les cuento. En mi país (España), acaba de aprobarse una ley anti-tabaco de lo más furibunda, en la línea del nuevo puritanismo laicista; el presidente del Gobierno llegó a decir que -suponemos que a partir de ahora- "fumar no es de izquierdas".
La cosa es tan ultramontana que han empezado a surgir tímidas voces pidiendo un poco de relajación, tanto por parte de los fumadores como de los vendedores de tabaco, así que la presidenta de la Comunidad de Madrid -que es del partido de la oposición- anunció hace unos días que haría un decreto para rebajar allí el rigor legis.
Pues va y se lanza la ministra de sanidad a acusarla de "ir contra la salud de los madrileños", ahí es nada.
Bueno, pues resulta que ayer, dos días después del arrebato de la ministra, el Consejo de Ministros aprueba revocar la prohibición de venta de tabaco en kioscos... ¡Tachán! ¿La ministra en contra de la salud de toooodos los españoles?
Nota del editor: yo no fumo.
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