Lo más difícil suele ser explicar lo evidente, por eso hay que celebrar cuando alguien lo consigue, breve y claramente. Así José Aguilar, en Granada Hoy de hoy:
"Uno de los efectos más devastadores de la epidemia de corrección política que se abate sobre nosotros es la atribución a los colectivos perseguidos o marginados -ahora o en el pasado- de virtudes indelebles y universales que no tienen nada que ver con el motivo de su discriminación. Si los negros son víctimas del racismo más oprobioso, lo justo es combatir las actitudes racistas y garantizar la igualdad, pero lo políticamente correcto ordena que cada negro, individualmente considerado, sea maravilloso, lleve razón siempre en caso de conflicto y deba ser apoyado sin sombra de duda".
Lástima que yo pertenezca al único colectivo que existe como excepción que confirma la regla.
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