Un periódico titula hoy en portada "Atentado frustrado". El Gobierno se felicita por el "fracaso" del atentado.
¿Frustrado? ¿Fracaso?
Pienso que un atentado, aunque no consiga su objetivo último de matar, nunca fracasa, porque tiene secuelas, por ejemplo: las heridas, físicas y psicológicas, de la víctima, el amedrentamiento de víctimas potenciales y sus familias y compañeros, la inquietud de todos, posibles víctimas colaterales, la potenciación del chantaje; en resumen, la quiebra de libertad.
Me preocupa esa capacidad de conformarnos con una situación de chantaje cotidiano mientras no haya víctimas mortales; un pasquín, una pintada, unas declaraciones amenazantes, una manifestación de apoyo al terror, unos gestos de advertencia (sabemos dónde vives, a qué colegio llevas a tus hijos), unas cartas que piden dinero... ¿No es eso terrorismo puro y duro, del peor, y objetivo también de las bombas y los tiros en la nuca?
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